Reina del drama

Primero llega el picor,

profetizando lo inevitable.

Acabaremos llorando sin control.

Los dos.

Y duele.

Como en aquella película que vimos,

cuando el tío duro está dentro de un coche,

entre puentes,

viendo cómo la mujer de su vida se escapa,

antes sus ojos encharcados.

Ella llora como entonces,

deslizando lágrimas

amargas y molestas,

que le refrescan sus mejillas

frías por el invierno.

Yo estornudo

y mis ojos se enrojecen.

Pero me quedo con ella.

¿Por qué le gustará tanto si siempre le hace llorar?

Le grito que deje de hacerlo de una maldita vez.

Pero no entiende mis maullidos.

Le encanta,

no puede evitarlo.

Es una reina del drama.

Puta cebolla.

 

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